viernes, 12 de marzo de 2010

LOS MORMONES

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida también como Iglesia mormona, o como Iglesia S.U.D. (abreviación de Santos de los Últimos Días) es una congregación religiosa fundada por José Smith en el estado norteamericano de Nueva York hacia el año 1830. Aunque los mormones afirman seguir las enseñanzas de Jesucristo, no se consideran parte de ninguna de las tres grandes vertientes del cristianismo (ni de la católica, ni de la ortodoxa, ni la protestante) sino más bien una restauración del "cristianismo primitivo", luego de que éste apostatara tras la muerte de San Pedro y los otros apóstoles, según sus seguidores.

Es la rama más grande del movimiento de los Santos de los Últimos Días, que de acuerdo con los mormones, fue restaurado por José Smith, y continuado tras su muerte por Brigham Young. Simultáneamente, fueron surgiendo otras corrientes entre los seguidores de Smith, como por ejemplo, la Comunidad de Cristo, con sus propios profetas y congregaciones.

También han surgido ciertas ramas fundamentalistas, entre las que se encuentran las polígamas, aunque con doctrinas y ritos que no son avalados por la iglesia SUD. En los Estados Unidos, los mormones se encuentran esparcidos por todo el país, pero su presencia es muy notoria en el estado de Utah, donde constituyen la mayoría de la población. La capital del estado, la ciudad de Salt Lake City, es el centro religioso y espiritual de los mormones, similar a lo que es el Vaticano para los católicos. Allí se encuentran el Coro del Tabernáculo Mormón, la Universidad de Brigham Young y otras instituciones patrocinadas por la Iglesia mormona.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ocupa el cuarto lugar en el amplio espectro religioso de los EE.UU. Se caracteriza por su férrea defensa de la familia tradicional (padre, madre e hijos biológicos) y sus líderes afirman que los miembros que han contraído matrimonio en el templo tienen la tasa más baja de divorcios del país. El clero (presidentes de estacas, obispos, presidentes de rama, etc.) no percibe remuneración alguna por sus servicios. Además, la Iglesia afirma ser transversal, es decir, que no distingue ni etnias, ni clases sociales, ni profesiones. Un obispo puede ser ejeutivo de una empresa o un simple labriego. Actualmente cuenta con 14 millones de miembros repartidos en diferentes países, incluyendo Latinoamérica y Europa, estableciendo congregaciones y templos a través del mundo. Los mormones creen que Jesucristo guía la Iglesia por revelación dada al Presidente de la Iglesia, a quien consideran un profeta. Entre ellos hay más o menos 53.000 misioneros (la mayoría entre 19 y 21 años de edad), cuya actividad de predicadores dura dos años (las mujeres sirven misiones de año y medio, lo mismo que los matrimonios mayores). El mormonismo ha experimentado un fuerte crecimiento en América Latina, en especial en Chile, Argentina y Brasil. En Europa, se han establecido ramas en casi todos los países, incluidos los de la ex-órbita socialista.

Pero los mormones, sin embargo, son objeto de durísimas críticas por parte de numerosas iglesias cristianas, que afirman que la Iglesia mormona, en muchos aspectos, se ha alejado del verdadero cristianismo; por parte de numerosos sociólogos, que sostienen que los mormones mantienen un racismo oculto; como así mismo por parte de la gran mayoría de los historiadores, que aseguran que el mormonismo enseña una versión completamente distorsionada de la historia de América. Dadas las notables diferencias entre las doctrinas mormonas y las creencias mayoritarias en el seno del cristianismo, algunas iglesias, como la católica, exigen que todo mormón que desee convertirse debe rebautizarse y tomar un curso de catecismo

HISTORIA DE LOS HIMNOS III

Arturo Borja Anderson (1887-1983)

Don Arturo fue un hombre de muchos talentos: artista, poeta, alcalde, escritor y pastor. Desde su conversión a la edad de 17 años, sintió una pasión por comunicar la verdad divina. Comenzado en el altiplano guatemalteco; predicó elocuentemente en español, como también en el idioma Cakchiquel. Al trasladarse a la ciudad capital no sólo sirvió en el pastorado, sino que continuó produciendo poemas, diálogos cristianos, dramas navideños e himnos.

Escribió el himno “Con Alegres Corazones” como una muestra de gratitud a Dios por la vida que le dio. Su poesía expresa una gran fe en el Cristo resucitado. Fue llamado a la presencia de Dios a la edad de 95 años.

Cuan grande es Él.

Un soleado día en 1885 el pastor y senador sueco, Carl Boberg, regresaba de una reunión. Se encontraba caminando por el campo cuando súbitamente fue alcanzado por una tormenta veraniega. Al refugiarse entre unos árboles mientras escampara. Boberg, reflexionó en la grandeza de Dios, y así nació “Cuán grande es Él”. Fue traducido al alemán en 1907 y luego llevado a Rusia en 1912, 5 años antes de la Revolución. Un misionero inglés, Stuart K. Hine, lo aprendió en ruso y lo tradujo, agregando la cuarta estrofa en 1948, y luego fue traducido al español en 1958, por un argentino.

La primera y tercera estrofas se basan en el himno original de Boberg, la 2ª nació es Rusia, y la 4ª en Inglaterra. A través de 70 años y 5 idiomas nos ha llegado este majestuoso himno que une los corazones del pueblo de Dios, sin fronteras, para alabar al Creador Omnipotente.

Hay un Canto Nuevo en mi Ser.

Sin sospechar que estaban en víspera de una tragedia, el joven predicador llegó con su familia a la casa de sus suegros, pues iba a predicar en una campaña evangelística en ese pueblo.

La reunión familiar fue gozosa y sus hijos jugaron felices con sus abuelos. En la noche todos sea acostaron cansados. Más tarde un vecino se despertó y vio la

casa envuelta en llamas. Corrió al rescate, pero sólo salieron con vida el padre con los abuelos. Pese a los esfuerzos, la madre con sus tres hijos murieron asfixiados. El viudo Luther Bridgers, no pudo comprender tan terrible pena, pero se afianzó en las promesas de Dios en la Biblia. El Señor le dio un cántico en la noche oscura de su duelo y la verdad del salmo 42 se refleja en el himno “Hay un canto nuevo en mi ser.” Además de escribir varios himnos, Bridgers también le sirvió al Señor como misionero en Bélgica, Checoslovaquia y Rusia.

Oh, pueblecito de Belén.

En la Navidad de 1865, un joven ministro se encontraba en los cerros de Israel donde se cree que los ángeles dieron la grata noticia a los pastores. La experiencia conmovedora de esa noche inspiró a Phillips Brooks a escribir “Oh, pueblecito de Belén” para los niños de su congregación. El organista de su iglesia compuso la música para este himno, el cual ha llegado a ser uno de los predilectos para la época navideña.

William Cowper (1731-1800)

Hace más de 250 años William Cowper nació en Inglaterra. Su padre fue el capellán del Rey Jorge II y su madre era de la familia real. A pesar de esto, la vida del joven Cowper no fue feliz. A la edad de seis años su delicada salud se empeoró con la muerte de su madre. Su padre le obligó a estudiar leyes, pero al enfrentar los exámenes finales sufrió una crisis nerviosa. Intentó suicidarse varias veces: tomó una sobredosis de droga, quiso tirarse de un puente y se abalanzó sobre un cuchillo. Por fin trató de ahorcarse, pero lo rescataron a tiempo y fue internado en un sanatorio.

Allí, William descubrió el capitulo 3 de Romanos, y las palabras, “siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención…que es en Cristo Jesús…por medio de la fe en su sangre”. Entendió que Cristo fue crucificado por él, y recibió el perdón de sus pecados.

Llegó a ser amigo y colaborador del ilustre John Newton y se destacó como uno de los mejores poetas de su época. Hoy se le recuerda por sus grandes himnos entre los que se encuentra “Hay un Precioso Manantial”.

VERDADES CRISTIANAS

COMENTARIO CRÍTICO AL LIBRO "ROMA DULCE HOGAR" DE SCOTT Y KIMBERLY HAHN


Intruducción

Recientemente un conocido mío católico-romano muy comprometido con su iglesia al que hablé de mi fe cristiana-evangélica me ha regalado un libro que al parecer corre de mano en mano entre los católicos-romanos y que narra la "conversión" de un estudiante de teología presbiteriano y su mujer, al catolicismo romano.

El libro puede estar muy bien para que los católicos-romanos que lo lean se sientan seguros en su fe. Después de todo, se dirán, si dos protestantes "muy inteligentes, de pensamiento claro e irrefutable razonar" según se afirma en la pág. 10 del prólogo de Peter Kreft han descubierto lo erradísimos que estaban y han vuelto al redil de Roma: a la "verdadera y única iglesia" de Jesucristo, entonces es que la fe que los Papas representan debe ser la verdadera.

Que no se engañen los católicos con argumentos tan simples, como demostraremos a continuación.

El aceptar de manera simple y sin preguntas lo que se les enseña por su iglesia es una actitud que será muy normal en la mentalidad romanista (usaré en adelante este término sin ninguna connotación despectiva) acostumbrada a que le digan lo que está bien y mal sin molestarse en contrastarlo y en compararlo con la Biblia (que desconocen -como se afirma con toda honestidad en el libro- tanto o más que las doctrinas de su iglesia), pero que para la mentalidad de un cristiano evangélico que filtra todo a la Luz de la Palabra de Dios (la sola Biblia), no es válida.

Por poner un ejemplo: la Biblia nos narra en el libro de los Hechos de los Apóstoles (en el Nuevo Testamento) como el apóstol Pablo sufrió el rechazo de los judíos de Tesalónica que ni siquiera se molestaron en comprobar el mensaje del Evangelio que les era predicado, prefiriendo seguir creyendo lo que su "antiquísima religión", la "verdadera", la "fe de sus padres": el judaísmo impregnado de tradiciones humanas y ritos no hallados en las Escrituras, les había enseñado. Nos cuenta la Biblia como al marchar el apóstol Pablo de allí a Berea, una ciudad cercana, cuando los judíos oyeron el mensaje de Pablo tuvieron una actitud diferente a los de Tesalónica:

"Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hechos 17: 10-11)

Vemos pues que los judíos de Berea son alabados por el Espíritu Santo -el inspirador de las Escrituras- como "más nobles" al tener un espíritu abierto y no cerrarse en banda en sus tradiciones religiosas, comprobando en la Palabra de Dios si lo que se les decía por parte de Pablo era o no cierto.

Por último decir que mi interés en este artículo no es poner en duda la honestidad y veracidad de las convicciones del matrimonio Hahn, a los que respeto prufundamente así como a los millones y millones de católicos-romanos convencidos de que lo que les enseñan en su iglesia es la verdad, pero que desgraciadamente pocas veces aprueba un examen honesto a la luz de la Escritura.

¿Amor y conocimiento de la Sagrada Escritura o sentimientos?

En la introducción al libro, el señor Peter Kreeft nos dice que una de las "razones religiosas" de la fuerza de este libro es su "amor y conocimiento de la Sagrada Escritura" (p.10), los autores un poco más adelante -en el prefacio al libro- afirman que "el Espíritu Santo utilizó la Escritura para aclarar nuestras dudas e ideas erróneas" (p.13).

Efectivamente, parece ser que lo que pretenden los autores de este libro es demostrar a los de la "sola Escritura" (los protestantes) que ellos llegaron a sus conclusiones teológicas por medio de un estudio concienzudo de la Palabra de Dios. Sin embargo una lectura reflexiva de sus afirmaciones nos llevará a conclusioes que distan mucho de ser lo que pretenden. Constantemente hacen referencia a tratados teológicos y a escritos de los Reformadores, pero rara vez a la palabra de Dios y cuando lo hacen usan textos fuera de contexto o que hacen dudar mucho de ese "conocimiento de la Sagrada Escritura" del que presumen. Veamos algunos ejemplos:

En la página 45, nos comenta el señor Scott Hahn que solía quedar los viernes en un bar a "comer pizza, beber cerveza y discutir sobre cuestiones teológicas hasta las tres de la mañana", la verdad es que ignoramos a qué conclusiones teológicas podrían llegar un grupo de arrogantes estudiantes de teología con varias horas de beber cerveza en el vientre, y digo arrogantes pues él mismo dice de si unas líneas más abajo: "éramos jóvenes y por lo tanto creíamos que con el Espíritu Santo y la Sagrada Escritura podríamos reinventar la rueda si era necesario".

Lamentablemente creo que esto es lo que le pasó al señor Hahn.

La Biblia dice:

"todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica" 1ª Corintios 8:1

Si piensan los autores de este libro que van a convencer a un cristiano evangélico con este tipo de argumentos y haciendo presentar a personas así como grandes conocedores de la Escritura van listos. He conocido ex-mineros sin estudios que conocían más al Señor que muchos teólogos juntos. La Palabra de Dios también nos exhorta como debemos ser los cristianos: "no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Rom 12:16) y nos recuerda que el conocimineto de este mundo y sus "teólogos" muchas veces es necedad ante Dios, que escoge a los pobres en espíritu de entre los más humildes, para avergonzar a los sabios según el mundo:

"Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia" (1ª Cor 1:18-29)

Veamos ahora si lo que dicen los Hahn sobre que su experiencia está basada en la Escritura es verdad:

Sobre rezar el "rosario":

Cuando decide comenzar a rezar el Rosario romanista, dice que "acepté dar también un paso de fe". Pero la Biblia dice que la fe viene por el oír la Palabra de Dios (Rom 10:17). Reto ahora a cualquier romanista a encontrar dónde la repetitiva oración del rosario es enseñada por la Biblia (más bien se enseña todo lo contrario: no orar como los paganos oraciones repetitivas y a usar palabrería).

Por tanto una persona ducha en las Escrituras no puede "dar un paso de fe" al rezar el rosario. En todo caso lo que está haciendo es tentar a Dios con prácticas antiescriturales que se alejan del sentir cristiano.

En muchos otros lugares del libro tanto el señor como la señora Hahn nos dicen de su pluma y letra que todas y cada una de sus decisiones están basadas en sentimientos y experiencias místicas que ningún verdadero protestante o cristiano evangélico daría como válidas, y más sabiendo lo que la Palabra de Dios dice sobre nuestros engañosos corazones. La señora Hahn dice que tras la conversión de su marido al romanismo perdió el gozo de su fe: "Recuerdo incluso en qué rincón de nuestro salón estaba cuando sentí que el gozo del señor se me iba" (p. 100 énfasis mío).

Posteriormente vuelve a orar a Dios preguntándole (lo cual a mi me parece tentarle) a ver si es "el Dios de los católicos o el de los protestantes", a lo cual ella misma se responde con un "no pareció haber ninguna respuesta" (p. 101).

Esta no es la oración de una verdadera cristiana, ni de una persona conocedora de las Escrituras, sí el de una persona muy confundida y con la cabeza llena de mucha teología, pero muy desconocedora del Dios que solo se revela por medio de Su Palabra y que no tiene porqué rendirnos cuentas de nada.

Sobre la misa romanista:

Vuelven estas experiencias basadas en sentimientos -o en lo que ellos mismos querían fuera la verdad- de la pluma del señor Hahn cuando por primera vez asiste a una misa católico-romana y al observar la liturgia, las genuflexiones de los fieles, las oraciones repetitivas y las respuestas mecánicas de la misa, comenta su experiencia mística con estas palabras: "Entonces, de repente, comprendí que este era el lugar de la Biblia" (p.105 énfasis mío).

Unas lineas más abajo vuelve a demostrarnos lo "escritural" de su "comprendí" con un "Entonces sentí que la última sombra de duda se había diluido en mí". Ninguna afirmación sostenida por la Biblia: todo basado en impresiones, sentimientos y cosas similares para justificar lo que desde la Palabra de Dios es injustificable. Quizá como él mismo afirma, un teólogo como él pueda darle una explicación desde el antiguo Testamento a todo el ritual romanista, pero ¿y los millones de romanistas que domingo tras domingo asisten a esos rituales muertos y salen de ellos como entraron, sin ningún conocimiento de las Escrituras y del Plan de Salvación de Dios?

Veamos algunas de las afirmaciones de este señor que afirma basarse en la Escritura en su viaje al Romanismo, pero que nos ofrece un panorama diferente cuando le leemos con atención:

Sobre rezar a la Virgen:

"Sentía que el Señor derramaba su poder a través de su Madre" (p. 106 énfasis mío) ¿Es "sentir" basarse en las Escrituras? ¿Dónde dice la Biblia que Dios derrame su poder por medio de la bienaventurada virgen María? La Biblia dice que Dios solo tiene un mediador: Jesucristo hombre, y ninguno más: "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1ª Timoteo 2:5). Ni los "Santos" ni la supuesta "Virgen" ni hombre alguno puede quitarle a Jesús la preeminencia que tiene en nuestros corazones. Solo a Él la Gloria.

Sobre su apostasia de la fe evangélica:

Pregunta este señor sobre la cuestión en oración a Jesús y nos dice: "para mi gran sorpresa, sentí que respondía: "¿Qué es lo que tú, hijo mío, quieres hacer? (...) y hubo como una suave respuesta del Señor: Yo no te estoy deteniendo" (p. 107 énfasis mío).

¿Cómo puede estar tan seguro de que nada más y nada menos Jesús es el que le responde a un proceso de alejamiento de la fe evangélica para sustituírla por lo que a la luz de la Escritura son mandamientos y tradiciones humanas. Dios no puede (ni debe) ser tentado y si le tentamos podemos entrar en terreno muy peligroso. Vemos que Dios no le contestó con éste o aquél versículo de la Biblia, sino que recibe una respuesta con un "sentimiento" que bien puede ser engañoso producido por su corazón o directamente diabólico. No olvidemos lo que dice la Escritura: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jeremías 17:9); "Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento" (Proverbios 3:5) y "Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz" (2ª Cor 11:14)

Sobre la "Eucaristía" (Transubstanciación):

Comenta a su mujer en una conversación: "Siento que Cristo me llama hacia Él en la santa Eucaristía" (p. 107 énfasis mío) Nuevamente ¿Dónde está la base escritural de estos "sentimientos"?. Si como dicen el principio de su libro "el Espíritu Santo utilizó la Escritura para aclarar nuestras dudas e ideas erróneas" (p.13), deberian decir: "mira, en tal o cual versículo de la Biblia he encontrado que dice esto o aquello", pero no lo hacen más que en contadísimas ocasiones y muy sacados de contexto como veremos más adelante.

Algunos indicios más:

"Durante ese tiempo de oración, el Señor pareció decirme..." (p.108) Y por supuesto no le "dijo" nada basado en la Escritura.

"Sentía que Cristo mismo, por medio de su Eucaristía en mí, nos abrazaba a los dos. Era como si el Señor nos dijera..." (p. 109) Igualmente toma la llamada "Eucaristía" católica basado en sentimientos y NO en la Escritura.

La señora Hahn escribe un poco más adelante lo que puso en su diario en ese tiempo cuando su marido ya había apostatado de la fe cristiana-evangéica: "Señor: ¿a quién puedo ir con mi profunda herida? Y con cierto sarcasmo añadí: ¡Y no me digas que busque a María y a los santos" (p. 111). Además de la mucha cursilería que destilan esas líneas, un verdadero creyente fundado en las Escrituras y no en una supuesta "telogía" reformada, jamás llegaría a escribir eso. Son más bien las palabras de alguien que o bien es un recién convertido o que jamás ha basado su fe en la Roca que es Cristo y solo Cristo.

Más adelante, avanzando ella también en la apostasía de su supuesta fe protestante, escribe sobre la Mariolatría romanista: "Con estos planteamiento hice mi oración esa noche y por primera vez pregunté a Dios qué pensaba de María. Las frases que vinieron a mi corazón fueron estas: "Ella es mi hija amada", "mi hija fiel", "mi preciosa vasija" y "mi arca de la alianza que lleva a Jesús al mundo"" (p. 161).

En primer lugar: Si queremos saber lo que Dios piensa de María los cristianos leemos en la Biblia lo que Dios piensa de María. Otra cosa es nuevamente tentar a Dios buscando oír lo que queremos oír y NO lo que Dios nos dice en Su Santa palabra.

En segundo lugar: Tentando así a Dios ¿De dónde pudieron provenir esas "frases que vinieron a su corazón"? Desde luego que ninguna de ellas está en la Biblia. No se engañe el cristiano lector con patrañas como estas. Si esto es basar en la Ecritura su apostasia de la iglesia cristiana-evangélica, que venga Dios y lo vea.

En tercer lugar: En NINGÚN lugar de la Biblia se llama así a María, la humilde sierva del Señor digna de imitar en su fe, que nos dice: "Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que El os diga" (Juan 2:5). Bien haremos los cristianos en seguir este consejo de la Bienaventurada María y hacer no lo que nuestros engañosos corazones nos dicten, sino lo que Su Palabra nos ordena.

¿De quién entonces vinieron esas frases al corazón de la señora Hahn...?

Más evidencias de que esta "búsqueda" hacia la apostasía no está basada en las Escrituras o en la "teología" sino en sentimientos:

"Mientras esto sucedía sentí que el Señor ponía su mano en mi hombro y me decía: "Kimberly, ¿ves que buena madre eres?" (p. 167, énfasis mío)

Dice la coautora del libro nada más y nada menos que sintió que el mismo Jesús le puso la mano en el hombro y la hablaba. Esto NO es una fe solidamente anclada en la Escrituras, sino un terrible lío de sentimientos que nada tiene que ver con el cristianismo Bíblico. Más adelante sobre la cuestión de la idolatría dice:

"Cuando llevé esto a la oración, sentí que Dios me decía: debes verme a mí detrás de todo esto..." (p. 170, énfasis mío)

¡¡"Sintió" que Dios mismo le decía!!! Y sobre un tema tan claro en los diez mandamientos (que el romanismo ha mutilado). ¿Es Dios alguien que se contradiga a Sí mismo? ¿es Dios un mentiroso?. Veamos lo que dice la Escritura -y por tanto Dios- que esta parejita dice conocer tan bien:

Los diez Mandamientos:

"No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Yavé tu Dios" (2º Mandamiento en Éxodo 20: 4-5)

"No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Yavé tu Dios, fuerte, celoso" (2º Mandamiento en Deuteronomio 5:8-9)

La buena señora nos dice que Dios se contradice, que le habló contrariamente al segundo mandamiento. Si esto es una fe Escritural yo me hago romanista.

Más ejemplos:

"Y entonces sentí que el Señor me decía: "Kimberly, ¿porqué no renuncias?" (p. 173 sobre las prácticas alimenticias romanistas en Cuaresma) "En aquel momento sentí de verdad que era el Señor quien me llamaba a la Iglesia católica" (p. 173) "El Señor me ha hablado al corazón (...) y me ha dicho que será esta Pascua" (p. 174)

El Señor solo habla al corazón por medio de Su acrisolada Palabra.

"Los primeros tres días recé solo un misterio, diciendo: "Señor, espero que esto no te ofenda" Paro al cabo de unos días más sentí que el Señor me estaba dando su aprobación" (p. 176, sobre rezar el rosario).

¿Cómo sabía que el Señor le estaba dando su aprobación sobre esta practica pagana compartida por religiones falsas tales como el budismo, islam, etc.? ¿Por medio de la Escritura? NO: solo por un sentimiento.

"Recuerdo el día que en Grove City empecé a sentir..." (p. 177)

Podremos decir lo que queramos de esta pareja, que tienen todo el derecho a renegar de su supesta fe Evangélica (que visto lo visto no estaba basada en la Palabra, luego NO era fe, sino una simple creencia intelectual) y pasarse a las filas del romanismo, PERO nunca podrán decir que su conversión como afirman en el libro, estuvo basada en un estudio de la Biblia.

Podria seguir con otros asuntos mencionados de manera superficial en el libro, como cuando hacen referencias brumosas a las doctrinas paleocristianas, pero el resultado es el mismo: Superficialidad, cursilería y sentimentalismo peligroso que aleja del Dios que se reveló en Su Hijo Jesucristo y que nos salvó "no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo" (Epístola de Pablo a Tito 3:5).